<%@LANGUAGE="JAVASCRIPT" CODEPAGE="1252"%> Misión Libanesa Maronita en Argentina
Argentina
2001 Aņo Centenario
 
Colegio San Marón
Sello San Maron
Misioneros Libaneses en Buenos Aires
Parroquia San Marón
Emigración Libanesa en Argentina
Conjunto Folclorico Monte Libano
Newsletter El Misionero
   
"Los Misioneros Libaneses en Argentina a partir de 1901"

La Misión Libanesa Maronita fue fundada 1901por dos misioneros libaneses P. Miguel Hallar de Tibre y P. Juan Ghossen. Desde el inicio de su fundación tuvo la finalidad de acompañar a los libaneses y sus descendientes para que continúen ligados a la patria madre, a sus tradiciones orientales y a sus creencias religiosas.

Impusieron su identidad ancestral, el idioma, la disciplina, y en especial, el rito católico oriental maronita, sus oraciones, cánticos y liturgia que databa desde los primeros siglos del cristianismo.

A pesar de muchas dificultades, inherentes a toda fundación nueva, estos dos heraldos de la fe lograron lo que Dios quiso de ellos: estar a servicio de sus hermanos.

La Misión Libanesa Maronita ha sido la primera institución religiosa y patriótica que se instaló fuera del territorio libanés para mantener viva la llama del amor a la patria madre.
La mayoría de las otras instituciones sociales y patrióticas en el suelo argentino la tuvieron como madre y maestra.

Colegio San Marón

En el año 1902 los dos mismos misioneros mencionados fundaron el Colegio San Marón que fue desde el principio un Instituto de cultura y escuela de fe y de patriotismo.

Se inculcó en sus alumnos desde sus primeros días el triple amor a Dios a la familia y a la patria.

Después de un siglo de dedicación a su misión, el Colegio se siente orgulloso de haber logrado sus objetivos : son numerosos los alumnos que fueron formados en sus aulas y ocuparon destacados cargos, en todas las áreas, a servicio de nuestra sociedad.

La Imprenta y el Misionero

En 1913, los misioneros de San Marón fundaron una imprenta en la cual se editaba el periódico El Misionero, con la finalidad de fomentar la cultura y afianzar los lazos de unión con la patria madre.

Actualmente, este vehículo cultural, que salía dos veces por semana en los dos idiomas árabe y castellano, es una fuente preciosa para cualquier investigación seria sobre el desarrollo de la emigración oriental en general y libanesa en particular.

Hoy EL MISIONERO se reedita utilizando los elementos tecnológicos más modernos.

La Parroquia San Marón

Como la primera finalidad de los misioneros era atender espiritualmente a su comunidad maronita y, no pudiendo tener parroquias en el inicio de sus actividades, se contentaron en construir en el Colegio la capilla San Marón para asegurar las celebraciones litúrgicas del rito maronita.

En 1925 se les permitió usar la capilla para celebrar los sacramentos a los miembros del rito y solamente en 1962 el Papa Juan XXIII promulgó un decreto que permitía a los orientales católicos tener parroquias propias. Entonces la Capilla del Colegio se transformó en parroquia San Marón.

Para apoyar las actividades religiosas, sociales y culturales de la Misión Libanesa Maronita, a través de sus 100 años de lucha, se formaron varias asociaciones de hombres, damas y jóvenes que desarrollaron distintas obras de asistencia social y de animación cultural que merecen un especial reconocimiento e impulsan nuestra admiración.

Actualmente, los Padres de la Misión, aprovechando los modernos vehículos de la informática y de los distintos adelantos de la ciencia, y ayudados por expertos profesionales de nuestra colectividad, desarrollan actividades benéficas que buscan afianzar los lazos de unión que ligan los descendientes de libaneses a sus orígenes en la patria madre. Esto nos alegra a todos y merece los aplausos de toda nuestra comunidad.

Se intentó más de una vez construir un Templo grande y las circunstancias no lo permitían. Actualmente los misioneros construyeron una nueva Iglesia de San Marón con arquitectura puramente libanesa de arcadas, al estilo de los antiguos templos del Líbano, con piedras transportadas especialmente del Líbano, por vía marítima. Siete constructores vinieron del país de los cedros y con esfuerzos dignos de aprecio y de admiración lograron edificar un templo que será un pedazo del Líbano en la Argentina, orgullo de las generaciones de nuestra colectividad libanesa y oriental. Una obra de tanta envergadura pudo ser realizada gracias a la bendición de Dios, al apoyo de los generosos colaboradores y principalmente a los sacrificios de los Misioneros Libaneses que a lo largo de 100 años aunaron energías y esfuerzos para tal finalidad.
                                                         

  Volver